Un poco de ayuda
¿Alguna vez has sentido un agujero dentro de ti? ¿Un vacío que no podías entender y no sabías cómo llenar? Para algunos, puede convertirse en una especie de agujero negro y consumir a esa persona por completo. Otros buscan desesperadamente formas de llenarlo. Muchos lo llenan con cosas destructivas.
Abuso de alcohol.
La gratificación física.
Las drogas.
Incluso en este pozo de desesperación, porque en eso puede convertirse, algunos todavía tienen un rayo de esperanza de que las cosas puedan mejorar. Quieren que mejoren.
Lincol era una de esas personas.
Vive en Perú y estaba en un lugar muy oscuro cuando dos evangelistas, miembros de una iglesia asociada con ShareWord Global, llamaron a su puerta. Lincol, como muchos otros, había sentido un vacío interior durante muchos años. Cuando tenía poco más de veinte años, intentó llenar esta parte de sí mismo con drogas. Pero ningún subidón le proporcionaba lo que necesitaba. Una y otra vez, seguía siendo lo mismo.
Había algo que faltaba.
Sabía que las drogas estaban destruyendo su vida. Sabía que tenía que parar, pero la adicción lo tenía tan atrapado. Y mientras los dos evangelistas compartían con él la Palabra de Dios, allí de pie en la puerta abierta, lo sintió.
El control que la oscuridad tenía sobre él comenzó a desaparecer. No por completo. Pero sintió que, por primera vez, había una mano tendida hacia él. Una mano que se aferraría a él y nunca lo dejaría ir. Una mano que lo mantendría a salvo.
Con este nuevo conocimiento, Lincol aceptó a Cristo como su Salvador. Se había sentido solo durante mucho tiempo. Había hecho que luchar contra su adicción fuera tan abrumador. Pero ahora, sabiendo que su Dios caminaba a su lado en cada paso del camino, sintió que era algo que finalmente podía manejar.
No ha sido un camino fácil, pero Lincol está recibiendo formación de su iglesia local y ha estado leyendo diligentemente su Biblia y la revista Esperanza proporcionada por ShareWord Global. Cada día conoce un poco mejor a Dios y está agradecido de que alguien estuviera ahí para intervenir y ayudarle a llenar el vacío en su corazón.

¿Alguna vez has sentido un agujero dentro de ti? ¿Un vacío que no podías entender y no sabías cómo llenar? Para algunos, puede convertirse en una especie de agujero negro y consumir a esa persona por completo. Otros buscan desesperadamente formas de llenarlo. Muchos lo llenan con cosas destructivas.
Abuso de alcohol.
La gratificación física.
Las drogas.
Incluso en este pozo de desesperación, porque en eso puede convertirse, algunos todavía tienen un rayo de esperanza de que las cosas puedan mejorar. Quieren que mejoren.
Lincol era una de esas personas.
Vive en Perú y estaba en un lugar muy oscuro cuando dos evangelistas, miembros de una iglesia asociada con ShareWord Global, llamaron a su puerta. Lincol, como muchos otros, había sentido un vacío interior durante muchos años. Cuando tenía poco más de veinte años, intentó llenar esta parte de sí mismo con drogas. Pero ningún subidón le proporcionaba lo que necesitaba. Una y otra vez, seguía siendo lo mismo.
Había algo que faltaba.
Sabía que las drogas estaban destruyendo su vida. Sabía que tenía que parar, pero la adicción lo tenía tan atrapado. Y mientras los dos evangelistas compartían con él la Palabra de Dios, allí de pie en la puerta abierta, lo sintió.
El control que la oscuridad tenía sobre él comenzó a desaparecer. No por completo. Pero sintió que, por primera vez, había una mano tendida hacia él. Una mano que se aferraría a él y nunca lo dejaría ir. Una mano que lo mantendría a salvo.
Con este nuevo conocimiento, Lincol aceptó a Cristo como su Salvador. Se había sentido solo durante mucho tiempo. Había hecho que luchar contra su adicción fuera tan abrumador. Pero ahora, sabiendo que su Dios caminaba a su lado en cada paso del camino, sintió que era algo que finalmente podía manejar.
No ha sido un camino fácil, pero Lincol está recibiendo formación de su iglesia local y ha estado leyendo diligentemente su Biblia y la revista Esperanza proporcionada por ShareWord Global. Cada día conoce un poco mejor a Dios y está agradecido de que alguien estuviera ahí para intervenir y ayudarle a llenar el vacío en su corazón.