¿A quién debo temer?
Todos tenemos miedo a veces. De niños, tal vez teníamos miedo a la oscuridad. Miedo a perdernos. Miedo al monstruo debajo de la cama.
Quizás todavía sientas ese cosquilleo en la nuca cuando crees que alguien te está observando desde las sombras de tu armario.
Algunos niños tienen miedos más profundos y oscuros. Niños como Charlie.*
Al crecer en Oriente Medio, tenía muchos miedos:
- Miedo a las personas que mataron a sus primos
- Miedo a las personas que obligaron a su familia a huir de su hogar
- Miedo a la vida en un campo de refugiados, sin saber lo que le deparaba el futuro
Junto con los otros niños del campamento, Charlie intentó jugar al aire libre como antes, pero esos miedos se apoderaron de su corazón con tanta fuerza que lo mantuvo encerrado y fuera de la vista. No era solo un cosquilleo en la nuca, era un miedo paralizante y que lo consumía por completo.
Pero una conversación cambió todo eso para Charlie.
Le dijeron que Dios lo ama y le dieron una revista Spark. Junto con un representante de uno de los socios de ShareWord Global, leyeron las 12 verdades que se encuentran en la revista.
Esta fue la primera vez que Charlie oyó hablar de este Dios que lo ama. Y por primera vez en mucho tiempo, ya no se sentía solo. El miedo que tanto le atenazaba comenzó a desvanecerse cuando permitió que Dios lo abrazara con fuerza. «No temas, porque yo estoy contigo. No te desanimes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré. Te sostendré con mi victoriosa diestra». Isaías 41:10.
Suelta el miedo y sentirás una oleada de alivio. Cuando te aferras a Dios, lo imposible de repente parece posible. Y así se siente Charlie ahora. Sabe que ya no está perdido porque Dios lo ha encontrado. Ya no está rodeado de oscuridad ahora que tiene la luz de Jesús en su vida. Y los monstruos debajo de la cama no son rival para la fuerza que ha encontrado en su nueva fe en Cristo.
Dios está con él. En todo momento. Gracias a una conversación y a una pequeña revista con tanta esperanza. Y ahora Charlie puede hablarles a sus amigos sobre Jesús. Ahora, pueden jugar, como niños, viviendo sin miedo y viviendo en Cristo.
*nombre cambiado
Todos tenemos miedo a veces. De niños, tal vez teníamos miedo a la oscuridad. Miedo a perdernos. Miedo al monstruo debajo de la cama.
Quizás todavía sientas ese cosquilleo en la nuca cuando crees que alguien te está observando desde las sombras de tu armario.
Algunos niños tienen miedos más profundos y oscuros. Niños como Charlie.*
Al crecer en Oriente Medio, tenía muchos miedos:
- Miedo a las personas que mataron a sus primos
- Miedo a las personas que obligaron a su familia a huir de su hogar
- Miedo a la vida en un campo de refugiados, sin saber lo que le deparaba el futuro
Junto con los otros niños del campamento, Charlie intentó jugar al aire libre como antes, pero esos miedos se apoderaron de su corazón con tanta fuerza que lo mantuvo encerrado y fuera de la vista. No era solo un cosquilleo en la nuca, era un miedo paralizante y que lo consumía por completo.
Pero una conversación cambió todo eso para Charlie.
Le dijeron que Dios lo ama y le dieron una revista Spark. Junto con un representante de uno de los socios de ShareWord Global, leyeron las 12 verdades que se encuentran en la revista.
Esta fue la primera vez que Charlie oyó hablar de este Dios que lo ama. Y por primera vez en mucho tiempo, ya no se sentía solo. El miedo que tanto le atenazaba comenzó a desvanecerse cuando permitió que Dios lo abrazara con fuerza. «No temas, porque yo estoy contigo. No te desanimes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré. Te sostendré con mi victoriosa diestra». Isaías 41:10.
Suelta el miedo y sentirás una oleada de alivio. Cuando te aferras a Dios, lo imposible de repente parece posible. Y así se siente Charlie ahora. Sabe que ya no está perdido porque Dios lo ha encontrado. Ya no está rodeado de oscuridad ahora que tiene la luz de Jesús en su vida. Y los monstruos debajo de la cama no son rival para la fuerza que ha encontrado en su nueva fe en Cristo.
Dios está con él. En todo momento. Gracias a una conversación y a una pequeña revista con tanta esperanza. Y ahora Charlie puede hablarles a sus amigos sobre Jesús. Ahora, pueden jugar, como niños, viviendo sin miedo y viviendo en Cristo.
*nombre cambiado
