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Es Es

Fe valiente


Noviembre 2024

 

En una región donde compartir el Evangelio puede poner en peligro la vida, el pastor Simon* reunió a un grupo de valientes creyentes para una reunión especial en su iglesia en el sur de Asia. El personal de enfermería de un hospital cristiano, el personal militar cristiano y los creyentes locales se reunieron para ser equipados y animados a compartir la Buena Nueva con quienes les rodean.

El propósito de la reunión era inspirar a estos hombres y mujeres a reconocer las oportunidades que tienen para compartir a Cristo con sus amigos, familiares, compañeros de trabajo y vecinos: su red.

Durante la reunión, el pastor Simon compartió un poderoso mensaje de 2 Timoteo 2:2, recordando al grupo su responsabilidad como personas fieles de transmitir el mensaje de Cristo. «Hay personas en tu vida que necesitan oír hablar de Jesús», dijo. «Te proporcionamos herramientas —Nuevos Testamentos, Spark y la revista Hope— que pueden ayudarte a iniciar conversaciones con quienes te rodean».

Utilizó la historia de la mujer samaritana en el pozo como ejemplo de cómo Dios puede utilizar incluso los momentos más sencillos para Su propósito. Jesús no empezó hablando directamente de la salvación. En su lugar, pidió un poco de agua, y a partir de esa pequeña petición, todo un pueblo llegó a conocerle. El pastor Simon animó al grupo a buscar momentos cotidianos similares en los que pudieran compartir su fe con quienes les rodeaban.

A pesar de los riesgos que conlleva hablar abiertamente de Jesús en el sur de Asia, los creyentes salieron de la reunión con energía y entusiasmo renovados. Estaban ansiosos por aprender a utilizar los recursos proporcionados y sentían un fuerte sentido de responsabilidad para compartir el mensaje de Cristo con sus comunidades. La reunión fue más que un simple evento: fue un paso para llenar el vacío en lugares donde rara vez se escucha el Evangelio.

Como seguidores de Cristo, todos tenemos un papel que desempeñar. ¿Quién está en tu cuadrícula? ¿Con quién te encuentras a diario que podría no haber oído hablar de Jesús a menos que te tomes el tiempo de compartir con ellos? Ya sea una pequeña conversación u ofrecer un recurso como una Biblia o una revista de las Escrituras, todos podemos tomar medidas para asegurarnos de que el mensaje de esperanza llegue a quienes nos rodean.

Si los creyentes de países perseguidos pueden encontrar el valor de compartir el Evangelio, incluso a riesgo de sus propias vidas, ¿cuánto más podemos hacerlo nosotros en lugares donde el coste es mucho menor? La necesidad es urgente, y estamos llamados a llenar el vacío. Superemos nuestras propias vacilaciones, nuestras propias dudas, confiando en que Dios puede utilizar incluso nuestros pequeños esfuerzos para llevar una esperanza que cambia la vida a un mundo que la necesita desesperadamente.

*nombre cambiado por razones de seguridad

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